La noción de una red de túneles subterráneos que se extiende bajo nuestros pies, conectando ciudades y lugares estratégicos alrededor del mundo, ha sido objeto de especulación y teorías conspirativas durante décadas. Pero, ¿qué pasaría si no fuera solo una fantasía de novelas de espionaje o guiones de películas de ciencia ficción? ¿Y si esta intrincada red ya existiera, oculta a plena vista y utilizada con fines que desconocemos?
Los defensores de esta teoría señalan la evidencia histórica, a menudo enterrada y olvidada por la historia oficial. Civilizaciones antiguas como la egipcia, romana y maya eran expertas en la construcción de intrincados sistemas subterráneos, incluyendo pasadizos, cámaras y túneles de drenaje. Algunos de estos túneles aún existen hoy en día, algunos se perdieron a causa de la historia, lo cual despierta las siguientes preguntas: ¿Qué otras redes más extensas y profundas se podrían haber construido en aquel entonces? ¿Podrían estos sistemas antiguos servir de base o inspiración para la creación de la actual red?

No solo eso, sino que a lo largo del siglo XX, numerosas excavaciones para la construcción de metros, proyectos militares y pruebas nucleares, también proporcionaron la excusa perfecta para excavar redes subterráneas paralelas sin llamar demasiado la atención. En la Guerra Fría, las principales potencias construyeron búnkeres y refugios subterráneos para posibles ataques nucleares. ¿Podrían haberse utilizado estos búnkeres como el punto de partida para la creación de estos túneles? De ser así, ¿a donde podrían llevarnos?
En tiempos más recientes, y aunque nunca se ha confirmado nada oficialmente, se habla de la construcción del proyecto «Deep Underground Military Bases», o DUMBS. Supuestamente, son complejos militares y civiles subterráneos conectados a través de túneles a alta velocidad. Los conspiranoicos aseguran que son lugares para mantener a salvo a gente importante de cara a una guerra nuclear o un colapso global. Según estas mismas teorías, las agencias militares y gubernamentales tienen los recursos y conocimientos técnicos para construir estas instalaciones de manera secreta. Y es que, ¿cómo justificar millones de dólares gastados en proyectos con explicaciones que parecen no tener sentido?
Los relatos de testigos oculares son consistentes con esta idea, pero suelen ser tachados de locuras. Existen personas que dicen haber trabajado en obras de construcción y que, de forma sospechosa, han visto túneles profundos que no aparecían en los planos originales. Algunos exmilitares aseguran haber participado en ejercicios de entrenamiento en instalaciones subterráneas extensas que jamás pudieron encontrar en mapas públicos. Aunque la falta de documentación oficial es evidente, la cantidad de historias similares y aparentemente aisladas es demasiado alta para ser una simple coincidencia.
¿Y qué pasaría si esta red de túneles, además de un refugio seguro, fuera utilizada para propósitos más siniestros? El trasiego de personas, mercancías ilegales o experimentación con armas químicas o biológicas, por ejemplo, podrían ser más fáciles y seguras lejos del escrutinio público. Y aquí surge una pregunta: ¿Es posible que los líderes mundiales que hablan de colaboración internacional lo hagan únicamente en la superficie, mientras ocultan esta otra realidad y se benefician de ella?
Algunos sugieren que la negativa oficial y las explicaciones científicas que se proporcionan sobre estas instalaciones son falsas. La ciencia, controlada por poderes que desconocemos, estaría manipulando información crucial para mantener la cortina de humo. Las fotos y datos que puedan aparecer son inmediatamente catalogados como falsificaciones, ya que ¿cómo podríamos estar seguros de que realmente estamos viendo la verdad?
Pero vamos más allá: los supuestos agujeros en la Antártida, por ejemplo, podrían ser, para algunos, una forma de entrar a esta red de túneles. Así mismo, también podrían utilizarse construcciones como el CERN, o lugares donde suceden extraños terremotos (los cuales algunos relacionan con experimentos). El hecho de que tantas cosas aparentemente sin relación tengan vínculos extraños con esta teoría es algo digno de tomar en consideración.
La existencia de túneles secretos bajo nuestros pies podría justificar muchos de los grandes misterios de la historia reciente: desapariciones inexplicables, avistamientos de OVNIs y una sensación generalizada de que las cosas no son lo que parecen. Al final, podríamos estar hablando de una verdad incómoda que se esconde tras los pilares de la sociedad. Y como no puede ser de otra manera, al igual que todos los temas relacionados con este mundo misterioso, la pregunta que debemos hacernos es inevitable: ¿podría ser todo esto realmente cierto?