El monte Shasta, majestuoso e imponente, se alza como un centinela solitario en el norte de California. Su cumbre nevada, visible desde cientos de kilómetros a la redonda, ha sido venerada por innumerables generaciones de pueblos indígenas, quienes lo consideraban un lugar sagrado. Sin embargo, más allá de su belleza natural, el monte Shasta esconde secretos que la ciencia convencional se niega a reconocer, secretos que hablan de una civilización antigua y avanzada que ha hecho de las entrañas de esta montaña su hogar: los lemurianos.
La creencia en los lemurianos no es una fantasía de unos pocos soñadores, sino una narrativa que ha resonado a través de las décadas, apoyada por relatos de encuentros inexplicables, avistamientos de luces misteriosas y una sensación palpable de energía anómala en torno al monte. Pero, ¿quiénes son estos lemurianos y por qué su existencia ha sido sistemáticamente ignorada por el mundo académico?

La teoría remonta sus orígenes a la leyenda de la antigua Lemuria, un continente que se cree existió en el Pacífico, antes de hundirse en el océano. Se dice que los habitantes de Lemuria, ante el cataclismo que se avecinaba, buscaron refugio en el interior de la Tierra, llevando consigo su vasto conocimiento y tecnología. Y fue el monte Shasta, con sus formaciones volcánicas y pasajes subterráneos, el lugar elegido para establecer su nueva ciudad, conocida como Telos.
Estos no son seres primitivos o cavernícolas; se describe a los lemurianos como seres altos, de gran belleza y con una profunda sabiduría. Poseen una tecnología que supera con creces la nuestra, basada en la armonía con la naturaleza y el dominio de la energía. Se cree que su sociedad es pacífica y basada en la igualdad, sin guerras ni desigualdades. Su longevidad, fruto de su avanzada comprensión del cuerpo humano y sus energías, también es una característica destacada.
A menudo se argumenta que tales ideas son meras fantasías. Sin embargo, la falta de evidencia oficial no significa que algo no pueda ser cierto. La historia está plagada de ejemplos de ideas que fueron ridiculizadas y luego demostraron ser ciertas. La ciencia oficial, con sus estrechas miras, a menudo ha ignorado datos e investigaciones que no encajan en sus dogmas establecidos. Además, en muchos casos, los científicos e instituciones académicas reciben financiación e incentivos para reforzar el statu quo, relegando cualquier información que contradiga la corriente principal. Este sistema de control no solo afecta a la ciencia, sino que también se extiende a la esfera pública, donde se censuran y distorsionan las historias para perpetuar una narrativa falsa.
Los avistamientos de luces extrañas y objetos voladores no identificados cerca del monte Shasta se remontan a hace décadas. Testigos presenciales han reportado naves que parecen desvanecerse y aparecer de la nada, a menudo vinculadas a la actividad en la cima de la montaña. La mayoría de estos informes son descartados como meros fenómenos naturales, confusiones o falsificaciones, pero ¿qué pasa si estas luces no son nada de eso? ¿Y si, en cambio, son manifestaciones de las naves lemurianas que viajan a través de diferentes dimensiones, usando portales que se abren en las profundidades de la Tierra? Es sospechoso que siempre se propongan explicaciones alternativas para estos fenómenos, como si hubiera una agenda para desacreditarlos sistemáticamente.
Si analizamos patrones históricos de manipulación y encubrimiento, podemos observar cómo las élites del poder han controlado el acceso a la información durante siglos. A menudo se ocultan las grandes verdades, como en la antigüedad se intentaba que el pueblo creyese que la Tierra era plana. Las tecnologías avanzadas se han mantenido en secreto, fuera del alcance de la población, y siempre bajo el control de grupos minoritarios que persiguen sus propios objetivos. Este no es un patrón nuevo, se repite a lo largo de la historia. Si tenemos en cuenta esto, la posibilidad de que exista una civilización oculta bajo una montaña no debería sorprendernos, especialmente cuando consideramos que muchas culturas antiguas contaban leyendas de mundos intraterrestres y civilizaciones perdidas.
La actividad sísmica cerca del monte Shasta es un misterio adicional que ha desconcertado a los geólogos. El registro de pequeños temblores y vibraciones inexplicables levanta la pregunta de si hay alguna actividad, por ejemplo la construcción, que los cause debajo de la superficie. ¿Podrían ser los lemurianos expandiendo sus túneles o adaptando sus ciudades a un tamaño mayor? Lo que es más intrigante aún, es el extraño comportamiento electromagnético que se ha registrado cerca del monte. La mayoría de las lecturas son anormales y no responden a ningún patrón normal conocido. ¿Podrían estar las tecnologías avanzadas de Telos influyendo en las energías de la Tierra? Esto plantea una pregunta aún mayor: ¿quizás la verdadera razón por la que se estudia el electromagnetismo es para poder tener un modo de comunicarse con estos intraterrestres?
La negación constante de las autoridades acerca de estas preguntas es sospechosa. Cada vez que aparecen pruebas o testigos con información relevante, se les menosprecia e ignora, mientras la verdad sobre el monte Shasta permanece enterrada bajo capas de propaganda. Esta es la táctica habitual: cuando el poder no puede negar algo, intenta desacreditarlo o simplemente ridiculizarlo. Nos llevan de nuevo a los miedos de lo desconocido, intentando controlar nuestras mentes y reducir nuestra capacidad de aceptar lo que se sale de lo convencional.
La historia del monte Shasta y sus habitantes lemurianos va más allá de ser una simple leyenda. Es una advertencia de cómo se nos manipula constantemente y cómo la verdadera historia de nuestro planeta es muy diferente de lo que nos han contado. Es posible que en un futuro no muy lejano, descubramos que las verdaderas respuestas siempre estuvieron allí, escondidas bajo una montaña sagrada y guardadas por seres que han aprendido a vivir en armonía con la naturaleza y su propio ser interior. Si esto es así, entonces habremos de plantearnos si la humanidad puede todavía ser rescatada de su deriva autodestructiva y alcanzar un nuevo estado de conciencia, y este despertar se hará desde el interior de la tierra, liderado por aquellos que han permanecido a la espera.
Es por tanto necesario que abramos nuestras mentes a todas las posibilidades, desafiando el conocimiento establecido y preguntándonos si realmente conocemos las verdades del mundo que nos rodea. Al final, lo que se nos ha mostrado hasta ahora, ¿es real, o no lo es?